A veces pareciera que sólo puedo escribir de noche, robándole horas al cansancio del día siguiente. A veces pareciera que las ideas, platónicas meretrices, tan sólo me visitaran después de haber cerrado el día.
Escribir de noche para evadir la luz natural. Que la escritura sea una lámpara de mano.
Intento escapar de la escritura. Leo libros que comencé a leer hace días apenas por encima. Leo los post de los blogs a los que estoy suscrito. Busco en la sonrisa que me provoca el chiste ligero un escape para no escribir. No importa. Escribo.
Escribo a deshoras, me doy cuenta, porque en este pueblo el silencio es una amenaza que nunca se concreta. Escribo en silencio para escuchar el zumbido en mi cabeza. ¿La escritura es una armadura contra el ruido?
La escritura es ruido blanco.
No duermo. Si cerrara los ojos vendrían a mí los ruidos cotidianos. Un pájaro, los gritos, las campanas. Endecasílabos de la memoria.
Incluso la escritura está poblada por el ritmo.
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